A diario convertimos en basura objetos cotidianos a los que podríamos dar un segundo uso. Educar en el reciclaje es uno de los objetivos de nuestro colegio y, por ello, desde las aulas de Educación Infantil 3 años trabajan en este 2º trimestre en el Proyecto “Vida sana, mundo sano“ para transmitir a los alumnos desde pequeños los hábitos del reciclaje.
A través de diversas actividades los pequeños están conociendo las posibilidades que nos ofrece dar una segunda vida a objetos que forman parte de nuestro día a día. Reciclar aporta innumerables beneficios para el medio ambiente, pero también podemos convertirlo en un acto divertido y creativo y esto es algo que las tutoras, junto con el profesor de STEM, transmiten a los alumnos con los talleres que realizan en este Proyecto.
Nos cuentan cómo integran, en un mismo Proyecto, el hecho de mantener un planeta sostenible a través de la reutilización de objetos con el ejercicio de mantener una vida sana. Por ello, plantean en clase actividades con recetas saludables a través de la preparación de brochetas de frutas, con las cuales, también trabajan la psicomotricidad fina a la vez que descubren distintos sabores. Y lo compaginan con la creación de divertidos instrumentos musicales realizados con materiales de deshecho, con los que los niños juegan y se divierten, o la construcción de animales a partir de hueveras. Lo importante de este proyecto es abrir ante los ojos de los más pequeños, un montón de posibilidades que obtenemos al buscar una segunda oportunidad en esos objetos que, de lo contrario, acabarían en la basura.
En este propósito de aunar vida sana y mundo sano, también enseñamos a los niños a plantar sus propias macetas. Explicarles y que descubran cómo crecen las legumbres resulta muy gratificante y beneficioso para ellos. Una vez más conocen las posibilidades que tienen a su alrededor y lo fácil que resulta dar una segunda opción a botellas convertidas en macetas y obtener de ellas sus propios alimentos saludables.
Como decíamos, reciclar es un hábito, y para habituarse a algo lo principal es ponerse manos a la obra. Y en Infantil 3 años lo están haciendo. Los niños llegan a casa y recuerdan que esa botella va a la caja de color amarillo ante la sorpresa de sus padres. Lo evidente es que ellos, tan pequeños, lo han aprendido. Dejemos, como adultos, que lo sigan poniendo en práctica. Entre todos podemos, y debemos, tener un mundo mejor.